Retratos de dignidad

Estoy en el campo de refugiados de Ellinikon, de la capital griega, Atenas, donde se encuentran 1500 refugiados sirios y afganos. Hombres, mujeres y niños han encontrado refugio temporal donde esperan una respuesta de la Unión Europea, con la esperanza de concederles asilo político en algún país miembro. La guerra, como una herida muy profunda, está grabada en cada rostro, en los gestos, en las miradas, en el destino de quienes la han sufrido, así como de quienes han nacido en medio de ella.

En el suelo yacen unos pinceles, pinturas de distintos colores y un trozo de tela. Rodeados por seis niños con mirada confusa. La monitora voluntaria hace gestos hacia los niños para motivarlos a explorar con las primeras pinceladas. Tímidamente empiezan por los bordes de la tela y pronto se extienden hasta cubrir todas las superficies. Surgen retratos espontáneos, con miradas, rostros y pensamientos relajados que, en ese instante, dejan atrás la guerra y las cicatrices. Durante ese breve espacio de tiempo, han dejado de lado la tela.

Consigo imprimir esas primeras sonrisas en formato 4X6 y llego al día siguiente para darles una foto a cada uno, uno por uno. Asal llega corriendo, gritando y con el ceño fruncido y le arrebata su foto. La mira con atención, no sonríe como los demás, no grita en voz alta como los demás, sólo con un gesto muy sutil pregunta: “¿Quién es ella?”. Tras un breve silencio, desaparece entre la multitud con la fotografía en la mano.

Dos días después, un hombre alto y corpulento se me acerca. Es Badih, el padre de Asal. Con gestos, me invita a entrar en su tienda, llena de mantas, ropa y algunos juguetes. En un altar improvisado, la fotografía de Asal. Después de compartir el té, me pide que lo fotografíe con sus hijos.

Durante las próximas tres semanas, niños y niñas, padres y madres, primos, sobrinos y abuelos posan frente a la cámara con sus mejores galas, hiyabs, peinados y prendas donadas desde zonas remotas del mundo, confeccionadas con telas y colores ajenos a su cultura.

“Retratos de dignidad es un proyecto que captura imágenes fotográficas que revelan la humanidad esencial de los refugiados mientras huyen de los horrores de la guerra y se adaptan a nuevas culturas. Un proyecto que forja relaciones de colaboración que transforman las realidades en el acto de espejear, reflexionar, imaginar e imaginar. Nos mueve a ver a los seres humanos como una civilización con desafíos comunes, que busca evolucionar hacia una sociedad que se preocupe por el bienestar de todos”.

Refugee girl - Elliniko refugee camp, Greece